*
La nueva oleada juvenil (Ciclos de generatione et corruptione)
Eduardo Devés Valdés ,
1- Se va cerrando un ciclo histórico y no se asuma como una afirmación metafísica o de filosofía de la historia, porque sería mucho decir. Pero se van sumando o acumulando y sinergizando acontecimientos que deberían cerrar el ciclo de la generación de los 60s, la más brillante y la mas adaptativa, la que mayor tiempo ha logrado mantenerse vigente, la que ha inhibido a sucesivas generaciones jóvenes que no han podido instalarse en el escenario, ni siquiera por mitad o tercio. Los ciclos anteriores no estuvieron dominados por una generación como esta. Antes la gente no duraba tanto y, sobre todo, su creatividad menguaba más temprano.
Primaveras árabes, algunas manchadas de "yihad", y otras van floreciendo por aquí y por allá, renovadas "intifadas" o levantamientos parecidos por tantas partes, manifestaciones sociales, culturales, políticas diferentes, sin coordinación, que simplemente muestran malestar y renacimiento, disgusto, indignación, sin que ellas mismas sepan muy bien adonde querrían ir. No ofrecen un modelo alternativo, ofrecen apenas algunas propuestas: no a la corrupción, no a tanta desigualdad social, no a las ortodoxias, no a las injusticias, no a las dictaduras, no y no a la contaminación globalizada. Siempre manifestaciones de gente joven, a veces muy joven, que logra en ocasiones enganchar a poblaciones más amplias... Casi siempre con algunos desmanes. Aunque debe restarse mucho, pues la TV debe mostrar desmanes: una protesta pacífica es poco visual y empeora el raiting. La TV está obligada a parcelas y a mentir, porque miramos, incluso los noticieros, para emocionarnos más que para informarnos.
Se cierra el ciclo que se inició a mediados de los sesentas, así como se iban acumulando acontecimientos, sentimientos, escándalos, ideas, mentiras, cambios tecnológicos, descubrimientos, ideologías, nuevas músicas, nuevos medios, nuevos lenguajes; así como se iban relativizando y cuestionando las gerontocracias; así como se sentía con tanta crudeza la polarización entre dos males: USA/URSS. Tan enrarecidas estaban las cosas que en muchos lugares pudo imaginarse la dogmática y manipulada revolución cultural china
* Agradezco las buenas ideas de l@s amig@s Alejandra Ruiz, Jessica Morales, Cesar Ross, Gilmar Bedin,
Javier Pinedo, Bernardo Subercaseaux, José Manuel de Ferrari, Ricardo Melgar-Bao e Iván Witker.
**
IDEA-USACH, www. eduardode vesvaldes. cl
como una autentica "revolución cultural". ¡Cómo corren los clichés y como se releen los mensajes, así de acuerdo a lo que se desea y se necesita, pero ya lo sabíamos! Una consigna dogmática fue leída como libertaria, porque servía para oponerse al modelo de la sociedad de consumo y al modelo soviético. Mitómanos, megalómanos, santones y locos han sido tomados por héroes en muchas ocasiones.
Este ciclo no se cierra porque haya sido malo. Ha sido muy bueno, fructífero en invenciones, en imaginación. Y menos sanguinario que el anterior, que se abrió durante la segunda década del XX. Ese, el ciclo más sanguinario de la historia de la humanidad, donde varios monstruos se hicieron con el poder, aunque también maduró Gandhi el mayor héroe del siglo y se produjeron hechos tan importantes como la descolonización de Asia y África, el mayor movimiento de los pueblos en la historia de la humanidad. Mandela es el héroe mayor del ciclo que estamos cerrando y su muerte contribuye a cerrarlo, como la del Che contribuyó a abrirlo. Generación brillante la de los 1960s, pero, así y todo, va conduciendo el planeta hacia un calentamiento inaguantable y fatal.
2-Sería tan ingenuo como pretencioso pretender que el ciclo próximo sea mejor o que podamos programarlo para que sea más pacífico, libertario o benigno. Se trata de movimientos demasiado amplios y demasiado complejos para manejarlos. Solo queda actuar rectamente como individuos y colectividades y ser astutos para nadar y no ahogarse en océanos tan grandes e imprevisibles. Pero ello no nos exime de pensar el mundo, de intentar no desorientarnos demasiado, de intentar vivir lo menos mal posible y, sobre todo, intentar no autodestruimos... Lo planteo en términos negativos, para que no se piense que creo posible encarrilar el mundo en los suaves rieles de alguna filosofía de la historia imaginada en los delirios de un genio (quizás maligno).
Se cierra el ciclo con la rebeldía de la desobediencia, incluso radicalizando en un sentido y banalizando en otro, la rebeldía y la desobediencia, la estética y las obsesiones de los 1960s. Porque no se trata ahora de la desobediencia civil ética, del que quema su cartilla militar para no pelear en Vietnam, una miserable guerra imperialista. Se trata de otra desobediencia, de hip-hop, más linyera y visceral, inconformista, rabiosa, de piedra y barricada incendiaria, que dice NO. No dice NO a una dictadura en particular solamente, dice NO al ciclo, a la racionalidad del ciclo, a la racionalidad del trabajo y el estudio disciplinado. Dice NO a los mayores, de cualquier signo que sean, como todas las rebeliones juveniles. En este sentido no hay mayores buenos y malos. Protesta transmitida por la TV desde Chile a Colombia, desde Colombia a España, desde España a Grecia, desde Brasil a Turquía, desde Egipto, a Libia, a Túnez a Siria y a Chile. Seguramente muy pronto se sumará México, Francia y China y el ciclo cerrará. Jóvenes encapuchados, embozados, con fular palestino, antifaz o pasamontaña, vanguardias de piedras, palos. Niñas marchando, pintando sus cuerpos, con pancartas, forradas a la musulmana o con pechos descubiertos, bailando y desafiando en Rusia, en Egipto, en Tunes o en Brasil. No son parte de una misma ideología, no están concertados por la propaganda de alguien, por el oro de Moscú ni de otros, no responden a un designio. simplemente se contagian para decir NO, para proponer a veces, para reivindicar mejor educación, para oponerse a la globalización, para defender los DDHH, para combatir la corrupción, para oponerse a las restrictivas
medidas islámicas, para protestar contra la contaminación, para manifestar contra las medidas del FMI, para defender la participación, para evitar ortodoxias, para reclamar tierras. Reclamando su parte de la torta del protagonismo. No hay designio común, aunque sí desobediencia común. Protesta contra lo que sea, efervescencia, cansancio de un ciclo que se agota, no tanto porque sea malo, sino porque reclaman su hora. No porque el próximo será mejor, simplemente por una sed de protagonismo, de copar un espacio, de decir una palabra propia, cualquiera que esta sea. Claro, los menos favorecidos lo hacen con mayor vehemencia, especialmente ante el espectáculo de los demasiado privilegiados.
Y Estados Unidos al margen de la historia. Allí pareciera no haber crisis económica ni nada. Solo manifiestan unos pocos migrantes y lesbianas y gays, que desean casarse por la ley. Pueblo cooptado por la seguridad social y, peor, por la seguridad nacional y por el designio imperial. Años de crisis económica con poca queja y poca propuesta. Afrodescendientes silenciosos, cooptados. Jóvenes enganchados en guerras lejanas, cooptados, Allí pareciera no haber malestar, pues todo pareciera orientado a mantener el ya debilitado designio imperial. Quizás, si protestamos, China gane otra posición en el mundo. No pareciera haber futuro mejor, al margen del designio imperial. El inicio del siglo, el 11 de septiembre 2001, fue con un golpe demasiado fuerte. Ahora debemos defendernos y no ofrecer flancos: peligramos y callamos, nos espían y callamos, los banqueros nos engañan y callamos, bajamos el consumo y callamos, porque si no callamos parece que lo bajaremos aún más. Somos rehenes de la máquina militar y callamos, porque si hablamos podemos entregar armas al enemigo. Los pocos que se hartan salen con un arma a matar gente, porque allí todo pasa por las armas y prefieren vencer que convencer. USA, líder en la renovación de los 1960s, ahora se encuentra callado y su juventud sin imaginación para mundos mejores, callada defendiendo el orden, con su dominio armamentista. USA contra la historia. Su juventud ha olvidado que más vale la libertad que el imperialismo, más la renovación que el imperialismo, más la justicia que el imperialismo, más la imaginación que el imperialismo. Sin quererlo, sin embargo, sin que sea parte de un designio libertario, su máquina tecnológica y comunicacional, está contribuyendo grandemente a reventar el ciclo de los 60s.
3-¿Cómo se advierte que la ola va subiendo? Porque se comienzan a acumular acontecimientos que se potencian entre sí, que se suman, incluso los que para el sentido común no parecían sumables, y sobre todo los que protagoniza la juventud. Cada uno de estos ciclos se inaugura con una irrupción de lo juvenil, y por ello rebelión de ruptura, por ello inauguración de una era nueva. Cuando un alzamiento juvenil de aquí, por causa A, se potencia con otro de allá, por causa Z; cuando se advierte que las propuestas son pretextos casi, porque lo importante es la desobediencia y no la razón que se esgrime: porque hoy se esgrime una cosa y mañana otra y pasado otra diferente con tal de desobedecer, de provocar de mantener al "toma" del liceo, de la universidad o de lo que sea, porque todas las razones son buenas para tomar; cuando se trata del desafío al poder, más que alcanzar objetivos otros, cuando el desafío se transforma en el principal objetivo, porque se es joven, la subversión contra las buenas razones de los viejos, contra su cordura, su mesura, su buen sentido, su pragmatismo y su sensatez, sus buenas intenciones. y hasta sus intentos por reformar las instituciones, porque hasta sus reformas quedarán muy cortas y parecerán
apenas vanos intentos por conservar lo inconservable, por enderezar lo que se va desplomando, por salvar lo que ya está podrido, con sus jerarquías, sus pompas y sus pomposios.
¿Valores? No al autoritarismo, no a un mundo organizado por los poderosos para su beneficio, no a la corrupción y al lucro, no al poder, no a la falocracia, no a los valores convencionales, no al orden social, no a la policía. Muchos NO y pocos Sí. Sí a la libertad y la igualdad, mayor justicia, sí a los DDHH, sí a la identidad, pero también muchas veces sí a religiones ortodoxas, a fanatismos, sí a la muerte heroica, aunque muchas veces sea manipulada y cause también la muerte de muchos inocentes. Y claro, algunos de estos son contradictorios y solo se hermanan en la protesta, en la rebelión, en la juventud, en la pasión. Sobre todo, poco programa, y ello es viejo entre l@s jóvenes, desde los orígenes de la vieja modernidad. Para los programas se necesitan años y apetito de poder permanente y eso las protestas lo llevan poco y nada. Más hastío que proyecto. Por eso se aplica aquí lo que ya se dijo de los sesentas: más rebelión que revolución.
Pero, qué quieren estos jóvenes, se preguntan algunos. No se dan cuenta que tratamos de darles lo mejor, con justicia y democracia. Que estamos abiertos al diálogo franco, para el bien de todos y todas. No saben que nosotros les entendemos porque también fuimos jóvenes y luchamos por ideales, aunque eso sí, nosotros teníamos más que ellos y nos comprometíamos políticamente por un mundo mejor.
Prefieren tirarles huevos podridos. Es más divertido. No quieren su racionalidad ni su buena voluntad. No quieren ya la bondad de sus mayores. Parecen migajas mentirosas. Pasotismo, falta de compromiso, falta de responsabilidad, millones de personas que "pasan", "pasotistas" que van callando y otorgando y dejándose llevar por los nuevos movimientos.
La rectora les encara y les dice que la universidad es de todos y todas. Un estudiante se tira un pedo. Que la universidad pública es para construir un país mejor, más justo. Otro estudiante, otro pedo. Qué la educación es la clave del futuro. Dos pedos y dos flatos.
4-Lo que hace 50 años fue el NO a la sociedad de consumo hoy es NO a la globalización de los poderosos; lo que hace 50 o 100 años fue cogobierno y reforma en las universidades hoy es lo mismo; lo que hace 50 o 100 o 160 fue emancipación de imperios y autoritarismos y ejercicio de la libertad ahora ya, hoy es lo mismo; lo que hace 50, 100, 160, o 220 fue búsqueda de nuevas estéticas y nuevas formas de convivencia en lo público y en lo privado, en las maneras de pensar hoy es lo mismo, aunque no exactamente lo mismo. Todas estas olas fueron la irrupción del caos de una nueva generación. Hoy es lo mismo: con su desorden, sus destrozos, su imaginación, su insensatez, sus caras desmesuradas y su desfachatez.
Siempre se denunciará la krítica de las formas-formales, el kulto de la otra belleza, ni siquiera de otra belleza, eso sería kompasivo, de la fealdad, de la de la rebuscada fealdad, del kaos, de las figuras despaturradas, de la música malsonante, del anti-akademicismo, de
las formas desequilibradas o, peor, de sonidos des-koncertados, de kolores chillones y anti-kontrastados, de diálogos de sordos vociferantes. Momentos de grandes negaciones, de altisonantes descalificaciones. Va subiendo la ola y enkrespándose antes de reventar, así como la leche que se kalienta y kalienta y komienza a sonar, poko antes de subirse y rebalsarse y chorrearlo todo, apagando kon sus espumarajos hasta el mismo fuego que la sobre-kalentaba y dejando la krema.
Radicalizando los 1960s: teñidos a mechones, rapados en un % arbitrario, piercings, lenguas, ombligos, tatuajes agresivos, dolorosamente sacrificiales y desafiantes penes y pezones atravesados con aros, dulces labios de arriba y de abajo. Los rupturistas Beatles de mediados de los 60s parecen ahora niños de pecho y los que han sobrevivido representan bien lo que fue ocurriendo con su generación, con su aspecto contestatario-políticamente-correcto, con su apostura, letras, música y ese tonito que suena hoy entre "pituco" y "ahuevonado".
Quizás estoy leyendo demasiado el termino-inicio de los ciclos siguiendo la Postdata de Octavio Paz, quien los leyó a fines de los 1960s según la clave vanguardista, que había iniciado el ciclo anterior a fines de los 1910s. El anterior todavía, ese fue formulado en clave romántica, comenzando en los 1840s, y el anterior, disputándose ilustración y romanticismo 1780. Ciclos de modernidad, renovadas protestas contra el orden, irrupción de lo juvenil, de los desheredados, de los expulsados del sistema, de los que carecen de acceso al poder, haciendo olas, buscando renovar la vida para insertarse mejor.
La "juventud" como grupo social suficientemente grande y con posibilidades de ser teorizado se manifiesta con mucha claridad en los 1960s, aunque antes haya manifestaciones de juvenilismo y estas se adviertan especialmente en las primeras décadas del siglo XX, en el juvenilismo de mediados del siglo XIX y algo a fines del XVIII, entre Moscú y Lima, entre Boston y Paris. La "juventud" apareció en proporciones minúsculas en las universidades europeas de la Edad Media y el Renacimiento pero ya a fines del XVIII y en las primeras décadas del XIX va siendo suficientemente numerosa en Europa, Estados Unidos y hasta en algunos lugares de Rusia, el Imperio Otomano y América Latina para manifestarse con relativa autonomía. Ese proto-momento hacia 1780 con el levantamiento de Tupac Amaru, el movimiento de independencia usamericana, entre 17751883, y la revolución francesa. Allí se concentran hechos de gran importancia para la modernidad y su permanente renovación, aunque todavía no se manifiesta el juvenilismo, el protagonismo de la juventud, como ocurría luego en los 1830s y 1840s y con mayor énfasis hacia 1918 y para qué decir en los 1960s.
Durante los 1840s, crisis económicas, guerras, invasiones, debilitamiento de los imperios son condiciones y causas que hacen que se desate un movimiento en el cual se sinergizan. Antes había aparecido la Joven Italia, y allí la idea de "Risorgimento", luego la Joven Bengala en la India y luego la Joven Europa, la Joven Polonia, la Joven Alemania, la Joven Generación Argentina y la Joven Suiza. El quehacer de Giuseppe y Anita Garibaldi en los movimientos políticos e insurreccionales en el sur de Brasil y en Uruguay. Se manifiesta la agitación estudiantil y juvenil en Francia, donde nacionales y extranjeros se funden en
movimientos que comprenden a franceses, polacos, italianos, rumanos, húngaros, austriacos, alemanes, rusos y latinoamericanos. Renovación social y política: fraternidad, república, independencia, lucha anti-imperial, anti los viejos y los nuevos imperios, renovación en las ideas y en las personas. Por esos años se independiza Liberia, USA invade México, ocupa su capital y usurpa más de la mitad de su territorio, se produce la revolución en Paris, proclamándose la república y la abolición de la esclavitud, Marx y Engels publican el Manifiesto Comunista, se producen levantamientos en Hungría y en Rumania, se proclama la república en Venecia, liberándose de a Austria, en Roma y en Sicilia. No se entienda que los estudiantes y jóvenes sean los únicos y ni siquiera principales protagonistas de todos estos acontecimientos sino que se transforman por primera vez en agentes sociales y que se catalizan en relación a estos acontecimientos y una renovación generacional romántica que dará lugar al liberalismo, radicalismo, primer socialismo organizado, reformismo otomano, positivismo.
Pero pareciera que cada irrupción de lo juvenil tiene sus propias características, sus propias manifestaciones: hacia 1848, la irrupción no sólo de un pensamiento romántico sino de un arte, una estética y una manera de llevar el cuerpo marcaron la juventud, con sus íconos, sus obsesiones, su idealización de la palidez. Claro era impensable esa estética en África, porque no había todavía existencia de una "juventud" y por otras razones también.
El periodo "guerrevolucionario" de los 1910s exaltó tanto los ánimos, descolocó tanto a las generaciones anteriores, remeció tanto el terrenos de las viejas ideas que se hacían necesarios nuevos paradigmas brotando en nuevas cabezas, nuevas palabras para decir lo que estaba ocurriendo tematizarlo y proyectarlo. En 1918 se desata la presencia juvenil con sus rebeliones y manifiestos artístico-culturales que modificaron fuertemente la estética entre Argentina y Brasil, China, Estados Unidos, Rusia y Francia, con la Reforma Universitaria de Córdoba en 1918, con el movimiento chino de renovación de mayo de 1919, con la Semana de Arte Moderno de Sao Paulo de 1922. Manifiestos y más manifiestos para levantar nuevas expresiones. Los tempranos manifiestos vanguardistas por tantas partes, algunos antes de las revoluciones y guerras: Italia, México, España, Francia, Argentina, Cuba, Perú. La expresión de los jóvenes africanos desmovilizados de los ejércitos coloniales luego de la I Guerra Mundial, la renovación del Partido del Congreso en India y el relanzamiento de la lucha emancipadora en tantos lugares de Asia y África.
Nuevas expresiones en tantos lugares, Rusia, México, Francia, Argentina, Alemania, Brasil, India y China, pero en todos estos lugares salvo en China no hubo un cambio importante en la estética del cuerpo y el vestuario, especialmente entre los varones. En tanto que el juvenilismo que irrumpió a fines de los 1960s no puede disociarse de la estética física con una manera juvenil (des-acartonada) de llevar el cuerpo y sobre todo de vestirse, más proclive a la sensualidad y a la sexualidad y como explícito rechazo del envejecimiento, como si fuera posible.
La de los 60s ha sido la más juvenil de las generaciones, inaugurándose con un juvenilismo radical que, por otra parte, ha logrado mantener a lo largo de las décadas, robándole a la fuente de la juventud algunos de sus secretos: medicinas y cirugías que alargan y levantan
las cosas, para vivir la vida más o menos joven, pero también descubriendo otros secretos quizás sin saberlo: en especial esa capacidad de reinventarse ante grandes cambios, como dictaduras, caídas de muros, de engaños e ideales, nuevas democracias, ascenso de China e India, crisis económicas. Por esa gran capacidad de reinventarse ha podido echar nuevas ramas, buscando el sol y monopolizándolo demasiado y echando sombra sobre otros, conservando vigencia y poder. Su capacidad de rejuvenecer ha sido obstáculo muy importante para le emergencia de otras generaciones.
La generación de los 60s ha escrito su historia cubriéndola de glamur por todas partes, y este es un fuerte antídoto contra la crítica, porque se representa a sí misma con el mito de la eterna juventud. Es obvio, sin embargo, que ha contribuido más que todas las otras generaciones a la contaminación del planeta, que no ha sido capaz de detenerla y que, si ha sacado a millones y millones de la marginalidad, también ha dejado todavía mucha gente fuera, sin acceso a los derechos.
Las irrupciones juveniles del presente no podrían entenderse sin dos elementos clave: el tremendo aumento en la población de educación secundaria-media y superior-universitaria por todo el mundo y principalmente en las periferias y por otro lado el acceso de la mujer en un porcentaje bastante igualitario también por todas partes. Este aumento indica un elemento de clase, de etnia, de género, de nacionalidad y los que se quiera. Muy importante es que el mundo es ahora más grande. En la actualidad, el porcentaje de estudiantes de clases medias y populares y el componente género por todo el mundo es notoriamente superior a las épocas anteriores y hasta mayor al que existía en los países desarrollados en los 1960s. Incluso el 68 poquitas niñas en algunos países, en esta ocasión por todas partes, en todos sus atuendos: muy cubiertas, menos cubiertas y descubiertas, para molestar con su belleza, como diciendo: Vieja contaminada y contaminadora, mi joven desnudez tatuada purificará el mundo. La invención de las nuevas formas de la trasgresión: el otro disturbio, la otra jodienda, el otro quilombo, la otra desnudez, el otro escándalo. La masa en la calle, en el estadio y en el concierto. La protesta sudafricana inauguró la asociación entre política, baile y música en la calle. El lugar público no es el café o el club, como el medio no es el periódico o la revista de papel, aunque muchos viejos de los 1960s lo crean todavía.
5-La capacidad emblemática de los países centrales no debe ser pasada por alto: en los 1960s hubo movimientos importantísimos en muchos lugares: en 1967 en Chile y en Checoslovaquia, hubo movimientos como que reventó en Tlatelolco en octubre 68, notoriamente más sangriento que el 68 francés, u otros más duraderos, numerosos y crueles como la revolución cultural china y para que decir la guerra en Vietnam. Pero Paris es emblemático por su historia de glamur. Sea por el capital de la capital francesa que convoca a las intelectualidades de 100 países que se han imaginado a sí mismas realizándose en Paris, sea porque la intelectualidad francesa mejor que cualquier otra sabe dorar su historia, sea seguramente por ambas cosas juntas. Lo que ocurría en Pekín, en México, en Praga o en Santiago no alcanzaba para generar un sentimiento y un relato global. Era necesario un hecho relevante en Paris para que esos elementos fueran asumidos como partes de lo que algunos pomposamente han llamado "la historia universal". Hoy China ha tomado una preponderancia mundial y quizás un nuevo hecho trascendental en Tiananmen podría
cumplir un papel emblemático para abrir la puerta del cielo a una nueva generación o quizás si hubiere algo desusado y radical que convergiera en ese Washington, algo nostálgico y demodé.
Hoy día las protestas en Sao Paulo una ciudad tanto más grande y vital que Paris o Washington no bastan para cerrar/abrir ciclos. Aunque inmensa y vital, sigue siendo una ciudad de las afueras simbólicas y una masacre allí empañaría un campeonato mundial de fútbol, pero globalmente sería solo vista como una lamentable masacre periférica, carente de espíritu, uma nova traiçao do Partido dos Trabalhadores y no un hito en la marcha de las multitudes y los siglos hacia la libertad global, como podría ser vista una tan superficial como glamorosa manifestación en la plaza de la Bastilla -aunque Francia no tenga ya ni cine, ni música, ni cercano y vivo el relato heroico e idealizado de la resistencia al nazismo-o en la explanada del Congreso de USA -donde sí tienen cine de sobra, música y espectacularidad de inmensos escenarios y, aunque carezcan completamente de cualquier heroísmo en la realidad, han sabido sublimar con desusada astucia la carencia real, construyendo héroes virtuales de dimensiones hasta siderales, que se permiten no solo salvar los EEUU y la tierra completa, sino hasta el universo, todo sin casi despeinarse. Y financian esas producciones aquellos que en las mismas figuran como villanos. Ironías e injusticias de la historia.
Ironías e injusticias de la historia. La bella frase de Napoleón: Messieurs du haut de ces pyramides quarante siècles vous contemplent (Señores, desde lo alto de estas pirámides, 40 siglos os contemplan), es un buen ejemplo, pues muestra la magia performativa. A los egipcios esos 40 siglos y más les contemplaban todos los días, pero ciertamente no bastaba para que la historia pasara por allí, incluso al contrario, allí vegetaba: detenida, estancada y pudriéndose sobre las ancas de burros cansinos o las jorobas de camellos aburridos. Hacía falta el poder y la genialidad de Napoleón para relanzar la historia. Nadie como Francia ha sabido hacer productivas sus bellas mentiras. Qué bien lo entendió, hace 150 años, Francisco Bilbao, cuyo guargüero había tragado los magníficos relatos y que bien supo, luego, capitalizarlos y ponerlos sobre sus pies.
No en vano 1789, 1848, 1968 fueron crestas de oleadas cuyos espumarajos se derramaron en Paris. Respecto del momento 1917-1920, que se realizó en México, Córdoba, Berlín, Pekín, Petersburgo, Moscú y en tantos otros lugares, poco falta para que se diga que todas estas ciudades tienen algo en común: ninguna es París y todas quieren serlo, por lo que este cuarto hito también podría, en el fondo, ser francés.
6-Se preguntan las personas sesudas: ¿Cuales son las propuestas de esta juventud, en el fondo? ¿Qué modelo de internacionalización, en el fondo, proponen? ¿En el fondo, cual es la forma de globalización que desean?
Como si debiera haberlas en sus términos y su lenguaje. Como si la trasgresión lisa y llana no fuera el mensaje. Como si alguien que se atraviesa la piel con decenas o centenas de piercings tuviera además que decir "Propongo acrecentar la democracia en las sociedades intermedias", o "Propongo cambiar la estrategia del Fondo Monetario acerca de la tasa
variable de interés en los Bancos Centrales del Medio Oriente". No necesita hablar y probablemente no sabe hablar en estos términos, basta que salga a la calle para que sus aretes, ganchos, tornillos, aldabas, bisagras y manijas, vayan hablando-tintineando: ¡Mírenme que diferente soy!, ¡Mírenme que feo soy!, ¡Mírenme como me cago en eso que llaman "FMI", que ni siquiera sé lo que es!
Las formas de trasgresión son el mensaje y no se busque el mensaje a la manera de un perro sabueso que tiene un solo sentido, el olfato, y para el cual, como la música no huele, ergo no existe.
La fiesta de la universidad, haciendo de la calle un escenario y de la vida una comedia espectacular, "enactando" para los medios y para esa tía que les verá más tarde en su casa en la TV y comentará, entre reprobación, admiración y ternura: "¡Ay! ¡Qué locos que sois!". Esta trasgresión no se entiende sin los medios, sin el color, la visualidad y el tiempo real (o casi).
Pero ello explica sólo una parte, no explica la otra: Somos los desheredados y tenemos también derecho a nuestro minuto de existencia, aunque no podamos pagarlo con dinero. Esta es nuestra manera de comprar un espacio en la pantalla. Quienes tienen dinero encargan a su lobista rastrero. Nosotros pateamos una vitrina.
Mi capital es la falta de capital. Mi fortaleza consiste en que no tengo nada que cuidar, ni que perder, ni siquiera mis cadenas. Porque soy más libre que los esclavos, que los esclavos del prestigio, del puesto, del rol, del dinero y de qué dirán. Mi capital es la suma de mis carencias y mi riqueza es mi desparpajo y mi juventud.
Lo que sería estúpido es creer que esas trasgresiones son del tipo revolución estructural. El noticiero que transmite los cuerpos pintados o los tomates en las cabezas presidenciales es pagado por una multinacional que quiere raiting y sin alguien que pague y sin todos aquellos que luego salen apurados a comprar lo que esta vende, ese heroísmo de pintarrajeos y tomates reventados no se transmite. Como ocurre con las campañas ecológicas de la Shell. Más duro: Muchas de las bellas que exhiben pintados sus bodies con prendas ilusorias, simulando pieles de leopardos en extinción de las nieves en extinción, trasgrediendo emblemáticamente el consumismo de vestuario, luego se duchan y se van bien vestidas de compras al shoping, y aquí la redundancia sí que vale.
Antes se dijo: Este solo es revolucionario de día domingo. Hoy: Este trasgresor inicia la función cuando llegan las cámaras. Ello es tan absurdo como ir por la vida y los congelados caminos de Alaska con 20 gruesos aretes atravesando el acongojado prepucio y que nadie nunca se entere. ¡Qué patético, que nadie se entere, esa no es vida! (Perdonen la digresión pero ¿no sería más propio, en este caso, decir "sufrido prepucio"? ¿O quizás, "estupefacto prepucio"? ¿Qué les suena más correcto?)
7- Claro la protesta juvenil se encuentra y se traslapa con muchas otras causas, de otras franjas etáreas, de otros movimientos y reivindicaciones. Ni siquiera coherentes, sino que
también protestan. Por eso es atrevido agrupar a la juventud. Igual, en tiempos de los hippies, la mayoría de la juventud no lo era, y si muchos admiraban al Che, la mayoría no.
Los emblemas tienen valor a la distancia pues son icónicos de una época. No porque la mayoría los haya querido, sino porque expresaron algo y marcaron, eso sí, a quienes forman opinión en el imaginario posterior, estilizando, embelleciendo e idealizando ese pasado, pretendiendo contar (contarse) una historia de excepcionalidad, porque es visual, porque se reitera, se reitera y se reitera en miles de programas, comentarios, recuentos, documentales y conversaciones. Se chacreará en las lucubraciones de viej@s que tenderán a "heroizarse" con ropa ajena, ropa de Che, por ejemplo; querrán hacerse más in con ropa ajena, con ropa de hippies; más militantes y tomarán ropa de sobrevivientes de Tlatelolco; más informales y malditos y tomarán prestada la ropa del redivivo Mike Jagger; o todavía buscando algún destino postrero y tomarán ropa y hasta moto de Henry Fonda; más espirituales, con ropa del yogui Swami Maharishi; más artísticos e inspirados y se apropiarán de ropa de Beatles y si son más folk tomarán la ropa de Joan Baez. Es decir, la imagen de los sesentas es la que los sesentistas han querido contar de sí mismos, para parecer más astutos, innovadores, inteligentes, inspirados, participativos, combatientes, y sobre todo más juveniles. Patéticos y trasnochados, en especial aquellos que nunca compartieron la sensibilidad de la época sino que se parapetaban amedrentados tras las polleras de su mamacita. Ahora, como todo viejo conservador, desempolvaran historias mitificadas para castigar las rebeliones juveniles como inauténticas, porque no se parecen a esas imágenes que han construido de aquello que nunca vivieron. Entonces descalificarán a la juventud actual porque es menos heroica que entonces, menos rupturista que entonces, menos comprometida, valiente, ética, osada, porque ellos (mentirosos) sí lo eran. Y construyen así la imagen idealizada de la rebelión sobre la base del relato de l@s valientes de su época, como un cliché, sin asumir que la rebelión de ahora es otra y es también una rebelión contra esa rebelión o al menos contra la almibarada mentira kitsch que ese abuelo cuenta. Y así intentan permanecer vigentes todavía por unos instantes. Son las estrategias del débil.
Pero y qué pretenden las juventudes ¿Qué todos estos, en vez de contar historias, se peguen un tiro con el fusil oxidado de Guevara o que se cuelguen de una viga con las cananas de Pancho Villa?
Si muchos de estos contadores de historias apenas han leído en la prensa los clichés sesentistas, los otros, los que detentan el poder simbólico, frecuentemente lo disputaron con dictaduras militares, conservadorismos religiosos, monarquías esclerosadas, castas reaccionarias y otros grupos que se opusieron en los 1960s a la irrupción juvenil y que continuaron oponiéndose durante las décadas y con los cuales hubo que disputar duro. Allí muchas cosas cayeron, aunque otras se mantuvieron precisamente en pie por esa lucha y en esa discusión otras tantas o no se vieron o no se privilegiaron, porque ni las capacidades intelectuales ni las otras son absolutas.
No habrá posibilidad de medir las capacidades de cada generación sino mucho más tarde, y tales medidas se harán todavía con otros criterios, diferentes de unos y otros. Que las
juventudes actuales muestren de qué son capaces y si pueden mantener el planeta funcionando, sin que se les mustie y reseque de contaminación y tristeza.
8-¿Cómo se siente esta ola que se va levantando? Por la acumulación de energía, de presión, por la cantidad de pequeñas erupciones, que van apareciendo: como espinillas, primero, luego como furúnculos, como erupciones mayores poco después, como volcanes cuyas cenizas van cubriendo el cielo matando grandes árboles y dinosaurios ya ciegos.
Claro no existe hoy un hecho puntual tan antipático como la Guerra en Vietnam, ese goterón ácido que catalizaría las antipatías, en lo que coincidían la URSS, China, los países recién emancipados del colonialismo y todos los progresistas de América y Europa. El calentamiento global y globalizado es también tremendamente antipático, pero menos fácil de verlo, aunque se sufra por todas partes. El tema ambiental, combinado con las identidades y los derechos de los marginados en diversas formas, es el que hoy día concita mayor consenso. A diferencia de todas las irrupciones juveniles anteriores, esta es la de mitad varones y mitad mujeres.
Podría entenderse lo que se va sintiendo como un "malestar en la naturaleza y cultura". Sí, pero no conceptualizado así. Eso sería retroceder 50 años. "Malestar en la cultura" es demasiado "chic", es demasiado de viejo. Mejor decir: asco del mundo, repugnancia, repulsión, rechazo visceral más que conceptual. Muchos jóvenes parecen decir, si interpreto bien su silencio: No nos oponemos a sus argumentos contra-argumentando, sino que simplemente callamos, les apedreamos, les escupimos, les vomitamos. No entramos en su jueguito argumentativo, de viejos, Nos fugamos de sus argumentaciones. Si entráramos en la argumentación ustedes nos callarían, y para que nuestra mudez pueda vencer su palabrería debemos romper con su lógica. Piedra contra palabra, escupo contra palabra: golpes y no palabra, bailes y no palabras, tetas y no palabras.
Si nos echan sus esbirros con gases y bombas, entonces nosotros: lágrimas y no golpes, palabras y no golpes, pancartas y no golpes, humor y no golpes. Aunque, en ocasiones, bomba por bomba, fuego para apagar el fuego y máscaras o lágrimas contra la mostaza.
La juventud tiene de su lado la gran capacidad de resistencia: en primer lugar, todo el tiempo del mundo y además casi siempre vive de sus padres, aunque gasta muy poco. Puede pasar hambres, sabe ahorrar, come besos y amor, duerme sobre el pasto, canta y cuenta chistes. L@s jóvenes son especímenes adaptativos, versátiles, pujantes de vida. La rectoría no. No puede comer ni dormir en el suelo, no pueden hacerlo, iría contra la dignidad del cargo, además es rehén de choferes, teléfonos, secretarias, oficinas y bedeles; el decanato adora sus vehículos de modelo reciente, como sus reuniones de Consejo y sus telefonazos a rectoría, para consultar y hacerse presente, respeta la ley y teme al Ministerio; las direcciones de departamento dialogan para poder ascender pronto con variados apoyos. Y todos temen tanto como adoran a la prensa, creyendo la mentira que esta les hace existir. ¡Cuidado, qué van a decir de la Universidad! La juventud, por ahora, como tod@s l@s valientes, puede usar la prensa en los baños a falta de papel más cariñoso, para sus estoicos,
sufridos y apaleados traseros. Menos esa donde se le entrevista, que ya estará en internet, subida junto a fotografías y comentarios divertidos, heroicos y ridículos.
¿Habrá un juego electrónico donde se enfrenten enjambres de estudiantes a un equipo de rectoría y donde esas pobres autoridades deban ir sorteando los mil obstáculos de su vanidad, mientras les hacen caer a golpes de proyectiles de mierda?
Internet y la TV en tiempo real son condiciones de estos movimientos. La información, más que la información, el espectáculo de las manifestaciones en otras tierras remotas donde se hablan lenguas distintas. La imagen es clave y la estética vale más que mil palabras.
Desobediencia a los poderes, desobedeciendo los comportamientos convencionales, la racionalidad del sistema, las "buenas formas", la ropa siempre y la sin ropa también, la manera de llevar el cuerpo, los roles de macho y hembra a veces. Pero casi siempre, sino siempre, son los varones los de primera fila del combate, de la agresividad, de las piedras, porque en el frente de batalla la masculinidad histórica reaparece. Las jóvenes en cambio: pancartas, expresividad corporal, danza y protesta casi siempre pacífica.
Rebelión contra los exitismos, contra los mercados, contra las peroratas, contra los turbantes, las togas y las limusinas, contra los formalismos, contra las reuniones de banqueros y las cumbres de todo pelaje y contra esa montaña de contaminación simbólica, tanto más cuando tanta gente que ha llegado a la educación superior no puede aspirar a buenos trabajos. Pero cuidado, no siempre per-se, sino porque no se los posee. Rebelión por el trozo de la torta, por el derecho a la audiencia, por el instante de aplauso, con poco heroísmo de largo aliento y menos altruismo. Tiene sí un importante componente de franqueza: no se pretende hablar en nombre de los obreros y campesinos, ni en nombre de la historia como durante los ciclos anteriores, aunque se haya instalado la nueva fórmula, esa de "salvar al planeta", que podría cumplir el mismo papel mesiánico. Salvar el planeta es la nueva síntesis, salvarlo de los contaminadores globalizados, de los egoístas, de los acaparadores, de los desalmados, de los asesinos de la vida a punta de combustibles fósiles, dinero, derroche de todo hasta de la corrupción, consumismo suntuario llevado a la manía; salvarlo con sus marginados, con sus indios, con sus mujeres, con sus migrantes, con sus negros, pardos y morenos, con sus lesbianas e incluso con aquellas que ostentan ceremonias matrimoniales tan burguesas como sea posible y se ofrecen besos de cursilería atómica, frente a las cámaras.
Una segunda reivindicación muy ampliamente compartida, tan amplia como difusa, pareciera ser la democratización de la cotidianeidad o lo que se ha llamado las relaciones humanas, interpersonales o la vida privada, en oposición a la vida pública o política. En esta reivindicación se funden propuestas juveniles que no se sienten interpretadas por el "politicismo" de los discursos ya convencionales, reivindicando, por su parte, la libre y espontánea, más que propiamente "democrática", convivencialidad de la cotidianeidad. Y ello junto al feminismo que cuestiona el patriarcalismo, los movimientos indígenas y afro que denuncian formas de racismo y discriminación y, lo mismo, las minorías sexuales.
Para todos estos grupos, la democracia real no se realizaría mientras no se alcanzara una "democratización de la cotidianeidad", posiblemente por una confusión de los términos que impide plantear mejor las cosas. Pero la formulación "democracia en la casa y en la cama", aunque suena bien y es efectista, es teóricamente impropia y podría sonar completamente ridículo dar el poder al pueblo en la casa y peor en la cama, especialmente en las camas de la burguesía, de funcionari@s importantes del Estado, de diputad@s y senadores. Se produciría un desbarajuste mayor o, como prefieren otros más desprejuiciados, "de puta madre", que ni siquiera la muñeca de oro de Lula da Silva sería capaz de gestionar. Es mejor hablar de una convivencia horizontal, igualitaria y espontánea,
La diferencia de niveles entre la polis, lugar tradicional de las reivindicaciones democráticas, se encuentra en tensión incomprendiendo el lugar micro de la cotidianeidad y el lugar macro de la mundialidad. Diversas palabras expresan mejor los diversos niveles y así como para lo mundial puede hablarse de gente-cracia, sea mejor hablar de igualdad y naturalidad en las relaciones humanas. Y esto tiene que ver con la transparencia, no entendida como accountability sino como espontaneidad, como trato igualitario y no jerárquico, como "convivencialidad horizontal", entre humanos y con la naturaleza, en oposición al abuso de las finanzas, las jerarquías, la pompa de la oficialidad y la moralidad de las gerontocracias y eclesiocracias.
No es la primera vez, y seguro no será la última, en que se reivindica un cambio en las relaciones humanas a nivel cotidiano. Las oleadas juvenilistas han sido particularmente enfáticas en esto. Para la juventud es más fácil ser igualitaria, tampoco han debido ganarse los lugares de distinción. Hoy día esto es particularmente fuerte y contrasta con aquella vocación estructural de los 1960s, aunque ya hubiera en esa oleada, especialmente en los países desarrollados y en el movimiento hippie, una reivindicación muy nítida hacia lo cotidiano. En este caso, la reivindicación por la igualdad y naturalidad del cotidiano se emparienta con lo ambiental, asociándolo con cierta limpieza, transparencia, simplicidad, vitalidad, sensualidad, naturalidad de las relaciones, del consumo, de la existencia y con nuevos derechos, de las gentes, los animales, la naturaleza.
Esta reivindicación de la convivencialidad horizontal, que se ubica al nivel de lo cotidiano y personal, si bien puede traducirse en cuestiones políticas, leyes y reglamentos, reparticiones contra la violencia y el abuso, contra la discriminación etc., no debe exagerarse en este plano y "politizarla" demasiado, porque ello supondría la mayor intromisión del Estado en la vida cotidiana, en la convivencialidad horizontal, lo que va contra el mismo espíritu de independencia de libertad de la juventud. Por eso es razonable mantener los niveles: gente-cracia: global, democracia: nacional, convivencialidad horizontal: nivel personal y cotidiano.
Esta reivindicación de horizontalidad se la engancha (o se la obliga a enganchar), por otra parte, en un coqueteo con dimensiones espirituales, religiosas o cósmicas, donde indigenismos y autoctonismos varios se encuentran con narraciones de extraterrestres y arrebatos de tecnologías de última generación que, supuestamente, hermanarían en sentimientos y terrores. Algo similar ocurrió con el espiritualismo, supuestamente oriental,
en los 1960s y hacia 1920. Con una diferencia importante: ahora hay muchas personas anónimas capaces de dar -en verdad- su vida por creencias religiosas y hacerlo de manera espectacular y sanguinaria.
Mesianismo de salvación planetaria de la contaminación globalizada, sentido de la totalidad, urgencia del ahora o nunca, donde se funden algunas páginas de los discursos políticos, libertarios e igualitarios, interpretaciones posibles de religiones varias, alusiones a nuevas eras cósmicas y estelares, inspiraciones en cosmologías de pueblos indígenas y técnicas de comunicación con las energías telúricas. No podría inaugurarse un nuevo ciclo si no fuera con un discurso mesiánico que otorgara sentido e identidad y suficientemente novedoso respecto de los ciclos anteriores, aunque recoja los mensajes ya dichos pero de los marginados, los periféricos, los profetas del desierto y otros a los que va llegando su momentos de gloria.
9-¿Que muchos irán a pescar en el río revuelto, qué duda podría caber? Acudirán por montones zombis comunistas, mañosos predicadores islamistas, viejos decrépitos buscando entre niñas la fuente de la eterna juventud, cadáveres para la liberación, medios de comunicación corriendo ansiosos de espectáculo, postcoloniales bien comme il faut lanzando sus foucaultianamente retorcidos anzuelos desde los cafés neoyorkinos, rateros buscando aprovecharse de la toletole para saquear algún desprevenido supermercado, candidatos a algo tratando de llevar unos pocos votos fugaces a su molino y encargados de ONGs tratando de montar proyectos ad hoc, entre tantos más.
El río de lava, el gran río de lava (movimiento no concertado por ninguna "internacional", sino simplemente como borroso efecto de demostración que sigue la marea de la gravedad) continúa brotando por aquí y por allá, con fuerza magmática, pujando debajo de la tierra sobrecalentada, supurando en una seguidilla de volcanes: unos África, otros en Asia, varios en Nuestramérica, otros más en Europa. Y curiosamente se suman a conflictos que ni emparentados, harinas de otros costales, peleas de perros de barrios remotos, que en la revoltura parecieran formar parte de la misma revoltura.
Astutos, salidos de las mismas revoltosas masas, vendrán mañana a cosechar los frutos esparcidos de los árboles derribados del poder. ¿Será demasiado beato decir o esperar que el nuevo ciclo marche, al menos un paso, en dirección a la libertad, la justicia, la paz y el libre pensamiento? O se ensañará en el dolor como el ciclo iniciado durante los 1910s, ese de las vanguardias rupturistas y revolucionarias, donde tan demasiado pronto se entregó el poder a vampiros que, por otra parte, como consecuencia de su horror, generaron tantos movimientos de liberación entre los pueblos colonizados. Vampiros del mundo unidos: Hitler, Stalin, Hirohito y Franco. De Gaulle, Eisenhower y otros defendiendo el mundo del nazismo, decían ellos, para llevar luego la batuta de la muerte en Argelia y en Vietnam. Disputándole a Hitler el derecho de matar. Siguiendo todos la huella de Leopold II. Ya se dijo antes: el escándalo europeo de Hitler es porque mató millones de blancos. Leopold II ya había matado millones de cobrizos y poco y nada habían dicho. Pero ¿por qué blancas y blancos protestarían, si nosotros los cobrizos de sangre dulce no lo hacemos? Cobrizos del
mundo, cuidémonos unos a otros y todos juntos de los vampiros. Nuestros héroes locos y heroínas: Sun, Garvey, Gandhi, Fanon, Rigoberta, Mandela.
10-Grandes catástrofes ambientales marcan hitos en el avance peligroso del enemigo: explosiones de centrales nucleares, inundaciones y sequías no vistas en siglos, embarcaciones frecuentes navegando entre los edificios de las ciudades y personas caminando a través de lo que otrora fuera un fondo lacustre. El mundo al revés. El sol oscurecido por un apocalipsis del cual las anteriores generaciones son culpables y que la juventud heroica debe salvar. Ya se dijo, viejo es igual a contaminante y contaminado, joven es igual a limpio y a purificador.
Aquí está el germen de las ortodoxias, los fundamentalismos y las corrupciones del mañana. Los salvacionismos son causa de fanatismos. El nuevo ciclo también los producirá y los padecerá. ¡Aprendamos algo, si podemos, entre una y otra marejada!
No es la rebelión de la justicia, no es la crítica del empoderado control de los excesos del estado, no es la protesta de los desarrapados contra la impúdica ostentación de la fortuna, no es exactamente eso. Es más bien el reclamo por el derecho al reconocimiento, por los minutos debidos en los medios, por la entrevista, por el protagonismo. El derecho al protagonismo, el derecho al pedacito de sol, el cansancio de las caras empaquetadas, de las opiniones ilustradas, de las caras conocidas, con estudios de factibilidad, impacto ambiental y todo, de los rictus argumentando el buen criterio de las políticas públicas y sacando muchas castañas con manos de gatos, testaferros, palos blancos, consultores, relacionistas públicas, lobistas, publicistas, encargadas de imagen, agentes de ventas, abogados de compañías, jefes de gabinetes, voceros y toda la caterva de mamones del poder, de comparsas bien vestidas, de sonrisas bien puestas y cabellos bien recortados, de ilustres calvas lustrosas de tanta sabiduría e ilustración, como buena sensatez, de opiniones políticamente correctas y de mujeres que administran su feminismo de boutique, plástica y buen tono, incluso con piscas de veleidades e incertidumbres.
Tampoco se puede agrupar todo esto en pocas palabras, porque es suficientemente heterogéneo. Son apenas unos trazos impresionistas. Derribar los grandes árboles, con su madera noble y todo. A derribar y derribar que el mundo se va acabar. Derribarlos, deconstruirlos, "derridarlos", para recibir sol. Sin duda que hay heroísmo y generosidad. Pero todavía no llegamos al período sangriento del ciclo, donde sacrificio, agonía y sangre pongan en la orden del día la noche de la ética radical, en la fiesta de la muerte.
Millones y millones de comejenes carcomiendo. Pudriendo para chupar los jugos de la vida que chorrean desde su alta putrefacción los cadáveres memorables. Que se vengan al suelo, aunque sean hermosos y venerables. Abajo toda su frondosidad asesina. Nos priva de recibir la tajada de sol. El único viejo bueno, es el viejo muerto. Mientras antes mejor y que nuestras raíces hambrientas se alimenten de su caída savia. Y el nuevo mundo brotando por todas partes, en su revoltijo, en su sálvense quien pueda, en su enmarañado desorden.