УДК 94(4)
Е. В. Журавлева
кандидат филологических наук,
доцент кафедры романских языков им. В. Г. Гака
факультета иностранных языков Московского педагогического
государственного университета;
e-mail: zhu18@yandex.ru
ЭВФЕМИЗМ, СТРАТЕГИЯ МАНИПУЛИРОВАНИЯ ОБЩЕСТВЕННЫМ МНЕНИЕМ
В статье рассмотрены некоторые характеристики эвфемизмов, широко используемых в современном политическом дискурсе и языке прессы.
Ключевые слова: эвфемизм; политический дискурс; язык газеты; идеология; лингвистическая относительность.
Zhuravleva E. V.
The Romanic Languages Department V. G.Gak (Spanish Section), Institute of Philology and Foreign Languages, Moscow Pedagogical State University; e-mail: zhu18@yandex.ru
EUPHEMISM: MANIPULATING PUBLIC OPINION
The article analyzes some characteristics of the euphemisms widely used in the current political and newspaper language.
Key words: euphemism; political discourse; newspaper language; linguistic relativity; ideology.
Zhuravleva E. V.
Departamento de las Lenguas Románicas (sección del español) V. G.Gak, Instituto de la Filología y las Lenguas Extranjeras, Universidad Pedagógica Estatal de Moscú: e-mail: zhu18@yandex.ru
EUFEMISMO, ESTRATEGIA DE MANIPULACIÓN DE LA OPNIÓN PÚBLICA
En el artículo se analizan ciertas características de los eufemismos y su uso frecuente en el lenguaje político y periodístico.
Palabras clave: eufemismo; discurso político; lenguaje de la prensa; relatividad lingüística; ideología.
Вестник МГЛУ. Выпуск 24 (710) / 2014
En tiempo de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario
George Orwell
Desde finales del siglo XX, la sociedad se reorganiza dentro de un proceso de cambio histórico sin precedentes: la producción, el consumo, el espacio político, la vida cotidiana se ven sacudidas por la progresiva implantación de nuevos medios electrónicos, por el papel fundamental de la información como proceso y recurso estratégico (en la producción, en la organización y en el control social), y por la creciente «mundialización» de la economía y el mercado. Todos estos procesos repercuten en el lenguaje de los medios de difusión masiva y, en particular, en el de la prensa española.
Sí, hay efectos en todo tipo de los medios de comunicación. Pero ya no es el efecto en el qué pensar (contenido), pero en contrapartida nos dicen cómo hay que pensar respecto a tal o cual tema, otorgando estatus, estereotipos e imagenes a lo real. O sea, la prensa no nos influencia respecto al contenido, sino respecto a la percepción de los objetos y de sus atributos. Por ejemplo, el autor de un artículo en el periódico colombiano «El Tiempo» critica irónicamente y hasta con sarcasmo el uso abusivo de los eufemismos:
«Los ciudadanos reaccionaron exageradamente ante la amenaza de 'los Urabeños« (Léase: La delincuencia común logró imponer un toque de queda en 2 capitales y 16 municipios de cinco departamentos colombianos).
«Los proyectos para reconstruir los daños del invierno ya están en etapa de estructuración» (Léase: el Estado colombiano es absolutamente inepto).
«Petro es un hombre muy inteligente que está buscando caminos alternativos para Bogotá» (Léase: el nuevo alcalde arrancó improvisando porque no conoce bien la ciudad).
«Hay que respetar la independencia de la justicia» (Léase: este año también nos tendremos que aguantar que la justicia colombiana siga siendo una de las más ineficientes y corruptas del mundo y que los magistrados sigan viajando).
«Este es un gobierno de concertación» (Léase: hubo que hundir la reforma educativa antes de que los estudiantes paralizaran al país).
«El liberalismo apoyará en el 2012 la unidad nacional» (Léase: al liberalismo por fin le dieron puestos en el Gobierno).
«Los colombianos tenemos mucha iniciativa, y nunca nos varamos" (Léase: la corrupción en Colombia seguirá desbordada en el 2012).
Este país tiene unas condiciones geológicas muy particulares» (Léase: Colombia seguirá sin autopistas ni puentes, porque la ingeniería colombiana es pésima - con honrosas excepciones - y los contratistas se la seguirán robando en el 2012).
«El presidente Santos está dispuesto a sacrificarse por este país» (Léase: Santos tomó la decisión de reelegirse y este año arranca su campaña).
«El ex presidente Alvaro Uribe es un hiperactivo digital que le hace críticas constructivas al Gobierno» (Léase: Uribe es un obsesivo del Twitter y odia al presidente Santos).
«La guerrilla pide dos meses y garantías para entregar a salvo a sus secuestrados» (Léase: ¿cuánto kilometraje propagandístico pensarán sacarles las Farc a esos pobres desgraciados?) (El Tiempo 07.01.2012).
El periódico, la producción televisiva o el libro es una ventana abierta a la experiencia, al conocimiento del mundo material y social, y también un filtro que restringe y distorsiona este conocimiento. El idioma posee varios recursos de la «atenuación» en el discurso como estrategia de cortesía, como estrategia negociadora y de convivencia, fingiendo a menudo el hablante la inseguridad, ignorancia o incopetencia para llegar a sus fines.
Ademas, se puede percebirlos como instrumentos de manipulación, por ejemplo, en la operación propagandística tendente a modificar los comportamientos o las opiniones.
En la teoría de la «relatividad lingüística» desarrollada por George Orwell, célebre escritor y ensayista, se establece un deterninismo total de la lengua sobre el pensamiento, consecutivamente se puede deducir que si alguien logra controlar la lengua del pueblo, lograría controlar el pensamiento y el poder. En realidad, la influencia de la lengua sobre el pensamiento se relaciona con los estudios de Humboldt y, posteriormente, se vincula con la difusión de esta idea por Sapir y Whorf, cuyos razonamientos fueron apoyados y divulgados por G.Orwell. En su obra él subraya que a través del lenguaje se difunden ciertos conceptos ideológicos que pueden ser totalmente opuestos al significado original de la palabra, o sea, se trata de la manipulación de la lengua con fines políticos. Cuando la realidad molesta para el régimen no queda abolida, al menos queda enmascarada, para lo cual se sirve del vocabulario especial [4]. La manipulación de la lengua con fines políticos es un hecho constante
en la actualidad, incluso en los países democráticos o autoproclamados democráticos.
Uno de los medios para ejercer el control ideológico y la manipulación entre otros procedimientos lingüísticos es el uso del eufemismo.
Se habla de «limpieza étnica» y no del «genocidio», de «incursiones aéreas» y no de «bombardeos», de «reajustes», «crecimientos negativos», «comportamientos de precios», «flexibilidad de plantillas» etc. Por ejemplo: Sanear las finanzas públicas es necesario, pero es mucho más urgente neutralizar esa nefasta combinación de suspensión de pagos, decrecimiento económico y ascenso del desempleo que amenaza a algunos países (El País 04.11.2011).
El fenómeno de la manipulación de la opinión pública forma parte de la llamada «cocina lingüística» de los políticos que recurren al uso frecuente de los eufemismos. En la creación de los eufemismos se utilizan los más diversos medios lingüísticos, que pueden ser: la metáfora, perífrasis, metonimia, antífrasis, toda clase de hiperónimos y generalizaciones, diferentes procedimeintos de preterición y ampliación, empleo de terminología poco conocida, abuso en extranjerismos y otros que favorecen la manipulación de la opinión pública, dan lugar a la aparición de estereotipos y mitologemas que en cierto sentido «corrigen» la realidad. Los eufemismos, siendo estrategia de la promoción de la opninión pública están encauzados a representar la realidad en el mejor de los escenarios posibles, brindar positividad al desarrollo de los acontecimientos, disfrazar los hechos concretos, ocultar o velar casos reprobables y poco atrayentes; a veces ayudan a los políticos, que son actores y manipuladores de la realidad subjetiva, a esquivar la responsabilidad, autojustificarse y mantenerse en el cargo, a la vez subvirtiendo la ética, la moral y los valores e incurriendo en la doblez o hasta la mentira más o menos manifiestas. Llamando positivo a lo que es negativo y moral a lo que es dudosamente moral se llega a un caso extremo de eufemismo que conlleva una inversión de significado de palabras y es ejemplo del llamado «doblepensar» [4].
El fenómeno de la inversión semántica o «antífrasis» no es nuevo, denominaciones de esta naturaleza son a veces utilizados con fines humorísticos, es uno de los procedimentos estilísticos que crean ironía o sarcasmo a nivel del texto. En el lenguaje político su uso a menudo responde a la propaganda y encierra propósitos mixtificadores. Por otro lado, cuando los políticos se expresan de manera complicada y encubierta
con un vocabulario abstracto vasto de eufemismos, puede ser que pretenden pasar por los expertos en la materia comentada y tienen en cuenta que si no son comprendidos, esto será atribuido a «la altura de sus pensamientos» y no a su ignorancia. De esta forma se puede hablar de un lenguaje distintivo de un grupo profesional que en colaboración con los periodistas que no son sólo transmisores de noticias, sino generadores y difusores de nuevas pautas ideomáticas e ideológicas forman y encauzan la opnión pública. Desarticular la realidad y componerla de nuevo con ayuda del eufemismo y manipulación de símbolos es la tarea principal del control ideológico. La semántica del engaño es propia no sólo para las sociedades totalitarias donde se cuesiona la transparencia informativa, sino es el instrumento al servicio del poder de cualquier país, aunque el más avanzado, donde la imparcialidad del poder y de los medios de difusión es dudosa y donde también hay lugar para la distorsión y falseamiento de la realidad molesta para el poder y donde florece el engaño y la manipulación de la opinión masiva. El «doble lenguaje» en el ámbito político casi nunca usa las palabras neutras para la representación de la realidad, la elección léxica está marcada por la ideología y eso se manifiesta en el empleo de los eufemismos, que tienen las connotaciones favorables y corresponden al arte político de la persuasión y la propaganda que intenta ejercer el control social y, finalmente, de la mente, a través del lenguaje. La naturaleza del ser humano es propicia a decorar la existencia y a enmascarar y mixtificar la realidad a veces poco atractiva, esa predisposición natural coadyuva a la divulgación y aceptación social del eufemismo.
En el contexto político, los eufemismos son a veces tan líricos que se acercan a la metáfora, pero si en poesía la metáfora despierta el placer estético, en política es solamente para vencer campañas de opnión [5]. Por ejemplo, se observa cierto lirismo en los nombres eufemísticos de operaciones represivas: Tormenta del Desierto (operación militar durante la primera guerra de Irak), Lluvia de Verano (operaión militar israelí de represalias en el territorio de Gaza), Columnas de Sansón (operación militar israelí en Líbano), Noble Centinela (operación de control de los imigrantes clandestinos en España), Ballena Blanca, Mármol Rojo (unas de las numerosas operaciones policiales durante la investigación de los casos del blanqueo del dinero en España), por ejemplo:
Pero el grupo de Franchini no ha sido el primero en elegir la Costa del
Sol para sus operaciones de blanqueo en connivencia con políticos de la
zona, tal como se puso de manifiesto en las investigaciones policiales que
acabaron en la «operación Ballena Blanca», la mayor trama de lavado de dinero descubierta hasta entonces en nuestro país (ABC 15.05.2012). La Operación Mármol Rojo, realizada por la Guardia Civil, no llegó a juicio porque la instrucción terminó fracasando (El País 01.02.2013).
Otros eufemismos que caracterizan la realidad socio-política actual de España son los que se emplean para denominar a los inmigrantes: indocumentados, ilegales, irregulares, sin papeles, clandestinos, balseros, subsaharianos etc.
Es clara la importancia de la contextualización tematica en la formación de opiniones: orienta selectivamente la atención del público hacia ciertos problemas y establece una jerarquía apreciativa en virtud de la cual pueden fijarse prioridades para la intervención y la decisión política.
Por ejemplo, en España, el lenguaje que se emplee para referirse al conflicto histórico de Gibraltar dista mucho de la neutralidad. La expresión «el Peñón» entronca con la posición española, mientras que «la Roca» forma calco del inglés, y, por tanto, es del bando enemigo. Comparemos los siguientes ejemplos:
Este Gobierno ha caído en el error de incorporar a las autoridades gibraltareñas en la interlocución sobre el Peñón, hasta entonces solo mantenida con Londres, y las consecuencias se ven, por ejemplo, en la decisión de Caruana, ministro principal de Gibraltar, de suspender las reuniones del Foro Tripartito de Diálogo sobre el Peñón. La causa, los incidentes entre la Policía del Peñón con la Guardia Civil en aguas españolas, que Gibraltar considera suyas (ABC 16.10.2010).
The document pays significant attention to the role that the Rock has played in La Linea's social and economic development (Gibraltar Chronicle 02.11.2011).
La economía nos brinda un sinnúmero de eufemismos. Según las palabras de A. Grijelmo, «el inventor de la incongruencia "crecimiento cero" supo muy bien combinar un elemento favorable económicamente -crecimiento - con otro negativo - el no crecimiento, "cero" - , para contrarrestar la fuerza del segundo. "El crecimiento negativo" juega con la misma técnica» [1, p. 522]. Para la persuasión y el apaciguamiento de las tensiones sociales provocadas por la crisis que experimenta la sociedad los medios de comunicación muy frecuentamente recurren al lenguaje eufemístico. Por ejemplo:
Los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), entre los cuales están los más industrializados, cerraron el tercer trimestre del año con un crecimiento nulo del PIB frente al segundo trimestre. Aunque el crecimiento en el segundo trimestre del año respecto al primero también fue de cero por ciento la Ocde dijo que no se podía hablar de recesión, pues técnicamente solamente dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo y no nulo definen una recesión (El Tiempo).
Otro caso es cuando el eufemismo se emplea como medio del lenguaje «políticamente correcto», que consiste en evitar que las minorías sociales, étnicas, religiosas o personas con minusvalías se vean agredidas por palabras. Se suavizan las distorsiones sociales y se esquivan conflictos sociales en la comunicación, lo que nos permita vivir en la sociedad más solidaria y tolerante.
Pero por otro lado el eufemismo se emplea con la finalidad de la regulación del espacio de la prensa, formulación de la opinión social en la esfera necesaria para enmascarar las intenciones y esquivar la nominación directa. Estas alegorías parabólicas causan malentendidos y engendran ignorancia. La manipulación de la opinión pública permita suavizar las tensiones, apagar los conflictos, enmascarando los procesos censurados por la sociedad. La reticencia eufemística premeditada es un procedimiento estratégico que permita eludir la concretización y bloquear la reacción negativa. Por eso se presenta muy importante la competencia lingüo-cultural para la apreciación adecuada de la situación.
Los periódicos, que siguen a los políticos, asumen la idea de ser neutrales, lo que se denomina como objetividad. No se emiten los juicios, se esquivan los adjetivos. Aparecen nociones adulteradas que tienden a edulcorar la realidad y a favorecer los más diversos intereses (y todos los poderes de la sociedad están envolucrados en este proceso). Como señala Chomsky, actualmente «El cuadro del mundo que se presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras. Se ha alcanzado un éxito extraordinario en el sentido de disuadir las amenazas democráticas, y lo realmente interesante es que ello se ha producido en condiciones de libertad. No es como en un estado totalitario, donde todo se hace por la fuerza. Esos logros son un fruto conseguido sin violar la libertad» (N. Chomsky). Entre otras cosas eso se debe a la manipulación de la opinión pública realizada por los políticos a través de los medios de difusión masiva cuyo poder en la sociedad moderna es enorme. En
general, la prensa es uno de los métodos del control social. En opinión de Noam Chomsky, el elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. A estos efectos también se emplean los eufemismos. Dentro del discurso político, el eufemismo sirve no sólo para maquillar y disimular la realidad, sino también para distorsionarla y crear la ilusión de una sociedad favorable donde la clase en el poder cumple y maneja todo a perfección. En este caso pueden ser campo minado, con mucho riesgo, cuando el lenguaje político hace aparecer las mentiras como verdades y los asesinatos como actos de estrategia [3, p.11-16].
En el siguiente ejemplo la autora misma critica el abuso en el uso del eufemismo en el discurso político:
Circunloquios, perífrasis, rodeos, ambigüedades, tecnicismos ininteligibles, anglicismos innecesarios... Es viejo como el poder o como la seducción. El uso persuasivo del lenguaje forma parte del discurso público desde que este existe y se mueve en esa delicada frontera entre el maquillaje y la máscara. Pero el uso de los eufemismos se intensifica en tiempos de crisis, esas épocas de malas noticias y su abuso puede rayar en lo cómico o lo grotesco (El País 05.03.2012).
En el siguiente pasaje la critica radica en el mismo ámbito:
Durante los últimos años, los españoles se han familiarizado con términos como prima de riesgo, dación en pago, agencia de calificación, desregulación, escrache, reajuste, rescate, corralito, reestructuración, marea blanca o verde, externalización, desaceleración, troika... La crisis ha traído una cascada de palabras propias de los expertos al lenguaje cotidiano. Pero estos denuncian que el uso del lenguaje no es inocente y el poder político y financiero intenta utilizarlo en su propio beneficio para manipular la realidad.Y es en este contexto donde los medios de comunicación tienen una importante responsabilidad como pantalla de resistencia contra ese intento de engaño (El País 17.05.2013).
No siempre es importante lo que se dice. Muchas veces parece más significativo lo que se calla. Decir y callar son formas de manipulación ideológica como el enmascaramiento, desplazamiento etc. De este modo, los verdaderos conceptos parecen darnos miedo, y la realidad queda disfrazada y escondida. Sustituir una palabra, concepto o noción por
eufemismo significa mostrar la debilidad o incapacidad de enfrentar las dificultades, en vez de luchar el problema se recurre a la especulación del enmascaramiento lingüístico para el engaño de la sociedad que siga viviendo en el entorno endulcorado, menos conflictivo y sin estremecimentos.
El complicado proceso de la creación de los eufemismos refleja no sólo las particularidades léxicas y gramaticales del idioma español, sino está estechamente relacionada con la situación político-social del país. Se plantea seguir estudiando este fenómeno en adelante en el marco de investigaciones semánticas, pragmáticas, socio e interculturales.
BIBLIOGRAFÍA
1. Grijelmo A. El estilo del periodista. - Madrid : Taurus, 2002. - 608 p.
2. Chomsky N. El control de los medios de comunicación. - URL: http://educa. usc.es/drupal/node/5540
3. Rodríguez Estrada M. Creatividad lingüística. Diccionario de eufemismos. México: Editorial Pax México, 1999. - 180 p.
4. Rodriguez González F. Eufemismo y propaganda política. - URL: http://rua. ua.es/dspace/bitstream/10045/5581/1/RAEI_01_11.pdf
5. Soler-Espiauba D. El habla de los políticos. Del eufemismo al insulto, pasando por el (buen o mal) talante. - URL: http://cvc.cervantes.es/ ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/17/17_0997.pdf